Así estamos – Four Months Later

noviembre 22, 2007 at 9:43 pm 5 comentarios

Toca mirar atrás y contemplar lo recorrido. Plantearse, si es necesario, cambios de rumbo. Reajustes. Incorporar los nuevos factores. Felicitarse por el camino hecho ya y por las decisiones tomadas. Rectificar los posibles errores cometidos. Y volver a acumular energías para encarar el proceso.

En julio, decidí venirme a Madrid. Necesitaba un cambio, una limpieza, una recolocación. Quizá un nuevo punto de partida. Sacudir un poco todo y dar un salto, sin ser al vacío. Los motivos, en exorcismo personal, los mostré aquí. Pero ya sabéis que esto es un blog, no es mi mente, ni mi alma, ni mi corazón. Por lo que siempre hay cosas que no se enseñan, todo y estar allí, cartas que están boca abajo pero que ocupan su espacio propio. Y otras que cada cual interpreta según su prisma, pues las vivencias de cada uno forjan nuestras lentes y nuestras pértigas. Y otras que salen en la siguiente mano, y parecen descojoronciar toda la partida.

Es entonces cuando es bueno mirar alrededor y elucubrar que quizá, la estrategia válida es volver a saltar.

Tan pronto? Tan seguido? Tanto cambio?

Hay ritmos y ritmos. Ocasiones y oportunidades. Cambios internos que necesitan manifestarse y encontrar su contrapartida. A veces no es necesario el año de luto, aunque un primer momento pensemos que sí. Porque, de una forma u otra, se va a seguir cambiando. Y tu tiempo, tu espacio y tu energía pueden verse incrementados, no menguados. Ahí está la gracia. Así debe(ría) ser.

Voy a continuar mi búsqueda. He cumplido algunos objetivos de los que me había marcado al venir aquí. Dos cursos y medio en mi haber. Algún que otro proyecto. Amigos reencontrados. Viajes. Mi vida en pocos metros a un módico precio. Y salir de una rueda que amenazaba con aplastarme bajo mi propio peso. Poner distancia, fuera y dentro, para contemplar con perspectiva, y saber hacia donde dar el próximo paso, si era necesario darlo.

Cuando me vine a Madrid, podría haberme quedado en Sabadell. O haber vuelto a Barcelona, a verlas venir. O haber dado el salto a Navarra, así sin red. Pero, para mí, hice bien. Necesitaba el cambio por mí misma. Y eso es bueno.

Porque el siguiente salto lo voy a dar ahora. En dos semanas. No porque necesite un cambio, y por tanto cualquier salto sería válido… no. Es un salto muy meditado, sopesado, hablado, y consensuado. En muchos aspectos. Porque ahora también me importa el «con quién». Podría haber decidido no saltar, y esperar que otros (otro) se movieran por mí. Era una opción válida. Y comprensible, en parte. Por aquello de que quien algo quiere, algo le cuesta, y esas zarandajas. También por querer asentarme un poco, y decir aquí me quedo, ni que sea un tiempo. Al fin y al cabo, las mudanzas no son moco de pavo; aunque no me desagraden, y cierto rincón masoquista hasta las disfruta, el proceso de adaptación no deja de ser trabajoso y de cobrarse sus tarifas, con subterfugios o no.

Sin embargo… sé que es un movimiento apropiado. Un movimiento correcto. Un movimiento… que encaja. Ahora toca. Atrasarlo, es tontería. Haberlo llevado a cabo dos meses antes… más riesgo del que podía asumir, cerrando la puerta en las narices a la transformación necesaria previa. Y no sólo es un paso lógico, sino que además me apetece. Me siento bien cuando me lo imagino. Noto que no he bajado el listón y que mi ritmo, si se ha decelerado algo, ha sido debido a estos meses de pseudo inactividad mesetaria, y que va a tocarme a mí también estar a la altura…

Supongo que no hará falta más pistas ni más requiebros para entender que me voy a vivir a Estella por lo que espero sea una larga larga temporada. Por supuesto, tampoco hace falta decir que no me voy a vivir sola… 😉 es que sino sería una soplapollez…

Gran parte de lo que escribí en su momento sigue siendo válido. Tengo intención de buscar en el Reyno un trabajo vinculado con el medio ambiente, la educación, o alguna de sus intersecciones, y creo que hay oportunidades interesantes, partiendo de esto. Estella y Navarra, por lo que conozco, son sitios realmente agradables para vivir, y a mí me brillan los ojos con todo el verde, para que engañarnos. Es otro estilo de vida que, pese a mi hiperactividad, creo que me cuadra, y no es una paradoja, sino mi constante deambular hacia el equilibrio. Y la casa parece hecha a medida: espacio, luz, libertad (compartida) para decorarla, gatos, se llega andando a todas partes,… pero (casi) lo más importante es que desde el primer instante que puse un pie en ella, me sentí cómoda, a gusto, acogida, curiosamente más en mi hogar que en otros lugares donde he vivido. Por supuesto, lo que marca la diferencia, de un tiempo a esta parte, es la compañía.

Cuesta romper antiguas costumbres. Cuesta darse cuenta de que no tienes que bajarte del carro e ir empujando sola todo el peso y todo el tiempo, sino que podéis llevar las riendas a la par desde el pescante y que, cuando realmente corresponda, bajaréis los dos, aunque sea por turnos. Pero, ah, cuando abres los ojos, y lo ves, es una gozada. Y sabes que vale la pena. Y que esto es, tan solo, el inicio del camino. Porque pese a lo que digan las apariencias, llevo andándolo desde agosto. Y disfrutando cada etapa. Y me da que este no acaba en Finisterre.

PD. Hay una parte mía que está dando botecitos como una cría. Otra que ya tiene listas de tareas por hacer nada más desembarcar. Otra que quiere sentarse a la orilla del Ega y contemplar el río horas y horas (aunque me da que con este tiempo me puedo quedar pajarica, pero en fin… XD ). Otra que quiere arrebujarse en ese enorme sofá, con una taza de colacao y un buen libro, mientras cae la lluvia en el exterior. Otra que quiere visitar cada esquina, cada recodo, cada calle, cada persona de Estella, y dedicarle una sonrisa feliz. Otra… hay muchas partes aquí dentro, y todas, de una forma u otra, tienen ya su estrategia de adaptación preparada, el macuto en la espalda, los ojillos brillantes por la nueva aventura, y en la mano… esa otra mano, suave y firme, que promete no soltarlas jamás. 

Entry filed under: En tierra de nadie.

Vorkosigan, je t’adore Ayudar Jugando

5 comentarios Add your own

  • 1. Dan_Solo  |  noviembre 22, 2007 a las 10:38 pm

    Como dije hace tiempo: «Ni un paso atrás, ni para coger carrerilla». Y como dijo Neil Gaiman en voz de Sandman «Cuando saltas, a veces caes. Pero en ocasiones, simplemente, vuelas.»

    Además, siempre quise visitar Navarra. Ahora tengo un motivp 😛

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  • 2. Tindriel  |  noviembre 23, 2007 a las 2:09 pm

    No encuentro las palabras para explicarte qué me ha producido la lectura de este post. Pero todas han sido sensaciones buenas. Te echaré de menos porque no he tenido muchas ocasiones de disfrutarte, pero deseo de todo corazón que las cosas vayan aún mejor de como las describes.

    y quién sabe, igual algún día me puedes presentar a tus felinos 🙂

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  • 3. Victor Mancha  |  noviembre 24, 2007 a las 4:59 pm

    ¡Jopé! ¡Que bonito! Que envidia me da cada vez que te leo. ¿has pensado en escribir de manera profesional? Lo digo porque estás privando de tu talento al mundo 🙂
    Pero bueno, a lo que iba, que me alegro un montonazo de que todo te vaya tan bien. Un besazo guapetona 😀

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  • 4. Imperator  |  noviembre 28, 2007 a las 9:04 am

    Mucha suerte con todo ello, y al toro 🙂

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  • 5. capitannapalm  |  diciembre 4, 2007 a las 4:30 pm

    Hmmmm…

    Me gusta la gente como tu, que paga la primera ronda.

    Me ha venido a la cabeza un dibujo de Valentín Castanys, a ver si lo escaneo y te dedico un post.

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